Se ha roto el diálogo social. En el peor momento. Parece que Zapatero se ha vuelto incapaz de escuchar a nadie que no le dé la razón. Eso es un problema, porque cuando se trata del diálogo social, hay que anteponer el bien general a la intransigencia particular, y Zapatero está demostrando no tener ni humildad, ni flexibilidad, ni receptividad ni talante. El diálogo social no es un monólogo social.
Con los sindicatos sí parece entenderse, a ratos, pero con la patronal, nada de nada. ¿Será porque comulgar con ruedas de molino no es algo que todos estén dispuestos a hacer? En definitiva, Zapatero no es capaz de dialogar, su talante se ha esfumado. Pero debería sobreponerse, porque con 4 millones de parados camino de 5, no es posible que el Presidente sea incapaz de sentar en una mesa a negociar a las partes.
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