La venganza de las palabras
Pocos políticos han abusado tanto de las palabras como Zapatero. Jamás la palabra “social” se pronunció tantas veces y se practicó tan pocas. Para Zapatero, cualquier cosa llevaba el adjetivo “social”, implícito en cada una de sus frases propagandísticas (“el camino para transitar la crisis será social o no será”, y ha resultado no ser).
Pero las palabras también tienen alma, corazón y vida, que se han rebelado contra este abuso semántico sostenido durante años de una blindada impunidad propagandística, cuando ZP blandía las palabras con la soltura de quien las hubiera inventado, con la omnipotencia de otorgar a cada una el significado que el pensamiento único determinase conveniente, asistido por una implacable apisonadora mediática.
Cada vez que ZP pronunció el adjetivo “social” pesa ahora sobre sus obligados actos forzados no por la responsabilidad sino por la imposición de la realidad que él mismo negó una y mil veces. Quien no sabía hablar sin el comodín de lo social hoy se ve obligado a actuar contra lo social. Lo que ayer era compromiso social hoy es recorte social. Lo que ayer fue un camino social que íbamos a transitar con la alegría algo alienada de esos cuadros maoístas de la Revolución Cultural hoy se ha convertido en un camino de espinas para millones de españoles.
Las palabras, resentidas de tanto abuso, se están resarciendo de un timonel que, como Mao, se presentaba deslumbrante en su sonrisa impostada y su verbo dominante y que ahora produce un poco de miedo en su mueca de amargura. Y lo peor es que esta amargura no nace del pesar por los cinco millones de parados, sino de la soberbia de quien creía poder dominarnos a todos con unas consignas que ya no convencen ni a los que sientan detrás de él en sus mítines.
David Pérez (Portavoz del GPP en la Asamblea de Madrid) y José María Rotellar (Profesor de Teoría Económica de la Universidad Autónoma de Madrid)
Nunca un gobierno recorto los derechos de los más desfavoracidos como este gobierno socialista. Además con la aquiescencia implicita de los sindicatos que no van a mover ni un músculo...todo será fachada. Sinceramente, lo siento mucho por los de siempre, por la clase media, por los trabajadores engañados y por los desempleados a los q Zapatero les roba su dignidsd y su derecho al trabajo.
ResponderEliminarLo peor es q esto no ha hecho más q empezar y vamos a pasarlo muy, muy mal.
Un saludo a todos