Ahora que han terminado las primarias viene a la memoria esa película de Michael Ritchie llamada “El candidato”, y en la que Robert Redford encarna a un político vacío, de diseño, tipo Zapatero, que al minuto de ganar las Elecciones pregunta con angustia a sus asesores: “Y ahora… ¿qué?”, porque estaba tan vacío como Tomás Gómez, si bien él ganó y Tomás Gómez se va a estrellar de forma estrepitosa.
Porque una vez que los focos de las primarias se apaguen, lo que queda es el mismo socialismo madrileño a la deriva, sin ideas, sin proyectos, sin unidad. Precisamente más dividido que nunca. Algunos decían que Tomás Gómez era el candidato de la derecha. Yo lo que pienso es que la vencedora de las Primarias ha sido Trinidad Jiménez, porque se va a librar del repaso electoral que Esperanza le va a dar a Tomás Gómez.
Nada ha cambiado en el socialismo madrileño. Todo sigue igual. El mismo “líder”, un personaje que ha vendido como rebeldía lo que no era sino una huida hacia adelante. Pero ahora los madrileños ya saben en la persona de quién van a expresar a Zapatero lo que piensan de sus siete años de malos tratos hacia nuestra Comunidad, sin una sola inversión, con el mayor desprecio. Y Gómez ha bendecido y justificado todo esto en todo momento. Sólo se rebeló contra ZP cuando éste le dio calabazas. Hasta ese momento, no había nadie tan sometido a ZP como Tomás Gómez, hasta el punto de traicionar sus principios para implorar una nominación que nunca llegó. Por ejemplo, convirtiéndose en un entusiasta defensor de la subida de impuestos que anteriormente había propuesto bajar. Sin el más mínimo rubor.
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