lunes, 13 de mayo de 2013

¿Pacto Nacional por el Derecho a Decidir? ¡De qué!


La reciente escenificación por parte del independentismo catalán del llamado "Pacto Nacional por la Libertad de Elección" ha llevado a muchos Medios informativos a asumir directamante tan falaz denominación, incluso algunos editorialmente enfrentados a dicha aventura nacionalista. Lograr eso es el primer triunfo de quienes demuestran tanta habilidad en la manipulación del lenguaje como en la reinvención de la Historia o la imposición lingüística.

 Y es que todo en la definición de este pretendido pacto es falso: porque ni es Nacional, sino autonómico, ni existe un derecho a decidir unilateralmente la independencia de una parte de España. 

Y no es ni puede ser nacional un acuerdo promovido y adoptado en un ámbito regional, por mucha importancia que quieran darse sus firmantes. Cataluña es una más de las 17 Comunidades Autónomas que hay en España. Admirable y maravillosa, sí, como todas las demás. Por tanto, no cabe hablar de pacto nacional, sino en todo caso autonómico si atendemos a su ámbito territorial o nacionalista si nos fijamos en su inspiración política. Para ser precisos, aquí lo único nacional es lo que se refiere a España, que es la Nación, nunca a una de sus Comunidades. 

Respecto al supuesto derecho a decidir, dicho derecho recae en todo caso en el conjunto del pueblo español. Eso de que un grupo de españoles pretendan imponer al resto sus deseos, por respetables que éstos sean, ni es de recibo ni tiene encaje en nuestro ordenamiento constitucional. 

Por tanto, el supuesto "Pacto Nacional por el Derecho a Decidir" es como quieren que se conozca sus impulsores, pero no es una denominación aceptable. Lo correcto sería llamarlo "Plan Nacionalista para la Imposición Independentista". Nacionalismo, socialismo y comunismo son tres movimientos se han caracterizado históricamente por su habilidad en la manipulación del lenguaje. Siente a los tres en una mesa y tenga cuidado con cada palabra que junten, porque ahí estará comenzando una mentira que es nuestro deber como demócratas desenmascarar.




6 comentarios:

  1. ¿Don David nacionalista, Strop Icio? Naaahhh... Si lo fuera, según la conocidísima teoría pereziana, manipularía el lenguaje, y eso don David no lo hace, mucho menos sin ser comunista ni socialista y encima perteneciendo a un partido de derechas que se distingue, como todo el mundo sabe, por su no manipulación del discurso, como cualquiera puede comprobar, entre otros muchos casos, con la coherencia que el presidente del gobierno, y presidente de dicho partido, ha mostrado entre, digamos, el discurso con que ganó las elecciones y las medidas tomadas durante su mandato.
    ¿Otro ejemplo, Strop? ¿Te has fijado en los paneles publicitarios que el ayuntamiento ha instalado por doquier en los últimos días y en los que aparece lo maravillosa que es esta ciudad —de culta, relimpia, segura, verde, y no sé cuantas cosas más— gracias, se supone, a los desvelos de nuestro alcalde? ¿Acaso te parecen los citados cartelones manipuladores o, por el contrario, fiel reflejo de la realidad?
    En fin, si alguna vez te sientas "en una mesa" con ellos —con don Mariano y con don David— "no tengas cuidado con cada palabra que junten, porque ahí estará comenzando una"... verdad "que es nuestro deber como demócratas"... alabar.

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  2. Strop: copio el artículo que publica hoy David Trueba en El País con el título de Pisar. Como ya comprenderás, la manipulación a la que se refiere no está llevada a cabo por ningún neoliberal, ni partido de derechas, naaahhh, que estos no manipulan, sino, don David diría, por un nacionalista, socialista, comunista...

    «La reforma educativa en España, otra vuelta de tuerca llevada a cabo sin el consenso necesario y el esfuerzo de integración más recomendable, es justificada constantemente por los malos resultados del informe Pisa. No hay aparición mediática de los responsables educativos donde no se arranque el discurso aduciendo que los malos resultados del informe Pisa obligaban a una reforma radical. Y puede que hasta sea cierto, pero de ahí nace también una manipulación tan grosera que llama la atención. Porque el informe Pisa en ningún lado propone que para mejorar el rendimiento escolar sea imprescindible imponer la asignatura de Religión católica. Tampoco propone que se reduzcan las plantillas de profesores y se les aumenten las horas de trabajo. Que se desconvoquen oposiciones y se prescinda de los interinos. Que se supriman los programas de apoyo, las salidas culturales, las competiciones deportivas, las ofertas extraescolares. Que se cobre por utilizar los comedores.
    Tampoco en el informe Pisa encontramos una insistencia radical en seguir subvencionando colegios que segregan por sexo, ni en incorporar los criterios neoliberales a los resultados escolares, basados tan solo en la medición de conocimientos, sin tener en cuenta el contexto social ni la labor de integración social, que la educación en España ha ejercido en sus mejores años de democracia. El informe Pisa no puede ser la excusa para pisotear a los profesionales y prolongar la humillación que ahora sufre la Universidad a los ciclos primarios. Nadie duda que las reformas son urgentes y vitales para el sistema, pero lo que hace sospechar es el sesgo, la incapacidad negociadora y la ausencia de recursos para mejorar las condiciones de trabajo. La educación nace antes de la escuela, en el seno familiar, y se prolonga en la vida social. La carencia de futuro profesional, el abandono cultural y científico, la nula capacidad de los gobernantes para crear un espacio de progreso y motivación dejan al sistema educativo obligado a proponer una ficción angélica a los muchachos. Y así, la reforma educativa suena tan interesada como si tras los penosos resultados en el festival de Eurovisión, los gobernantes decidieran que en los conservatorios de música se impusiera rezar el Padrenuestro en lugar de mejorar la enseñanza del solfeo».

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  3. Lo que no se puede es ser español sólo cuando le conviene a uno. Somos una mayoría y no podemos estar a expensas de los deseos de un reducido grupo de personas que buscan destruir en vez de construir. En un mundo en el que la tendencia es la globalización, hay que sumar, no dividir.

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    1. Hombre! Ya puestos seamos todos europeos, o mejor aún: ciudadanos del Mundo sin nacionalidad de ningún tipo. ¡Todos globalizados!

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  4. Es tan primario su discurso que da vergüenza ajena leerlo. Es usted esa clase de político que España debe quitarse de encima si no queremos caer de nuevo en los mismos errores.

    ¡Pero hombre, por favor! la frase final que usted suelta con ese desparpajo que caracteriza a los paletos, es de traca.

    Sepa usted, señor alcalde de Alcorcón, que hablo, como, río, trabajo... todos los días con gente que no piensa como yo, políticamente hablando, y no los considero unos mentirosos ni unos antidemócratas.

    Pensar, como usted piensa, que el Partido Popular es la salvaguarda de la democracia es de una estulticia tan brutal que da pena saber que usted y gente como usted ostenten cualquier cargo público.

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