La Democracia según el PSOE

Ayer leí un artículo de Gregorio Peces-Barba en El País (“Un balance electoral y algunas ideas”) que me ha dejado alucinado, preocupado e indignado, a partes iguales. Alucina, preocupa e indigna que en una democracia el votante tenga que rendir cuentas ante un socialista sobre su decisión soberana, cuestionada y despreciada por quien se siente moralmente superior al resto. Es de las cosas más fuertes que leído en mucho tiempo: si la gente vota al PSOE, acierta, pero si vota al PP, se desprecia su elección. Sí señor, muy democrático.

Según el Sr. Peces-Barba, los resultados electorales de Alcorcón son el ejemplo paradigmático de “mayorías absolutas viciadas” y se llega a preguntar “¿es razonable esta mayoría absoluta?, ¿tiene fundamento?”, todo ello junto a afirmaciones falaces sobre mi persona que ni siquiera se ha molestado en contrastar. Me parece muy preocupante que se cuestione de esta forma  voluntad popular, porque si es razonable o no, le corresponde a los ciudadanos decidirlo, y su fundamento es muy claro, se llama libertad, se apellida democracia. Por mucha superioridad moral que crea tener el Sr. Peces-Barba, no debería despreciar de esta forma ni mi candidatura (ya lo ha hecho bastante el PSOE durante la campaña, con argumentos falaces como los que ahora repite el Sr. Peces-Barba), ni mucho menos la decisión de los alcorconeros.

El Sr. Peces-Barba asegura conocer bien el caso de Alcorcón (¿?), pero demuestra ignorar las causas de mi victoria electoral y la tremenda debacle de los socialistas. Me permito recordar que mi candidatura, con 15 concejales y 41.335 votos, ha obtenido el mayor número de votos de la historia de la localidad, y hay que remontarse a hace tres décadas para encontrar otra candidatura que haya sido capaz de obtener más de 14 escaños, con Felipe González en pleno auge. Recuerdo que el anterior alcalde, Enrique Cascallana, jamás sacó 15, ni en los mejores momentos del PSOE (y peores del PP).  En esta ocasión, el PSOE ha obtenido el peor resultado de su historia, con  solo 26.806 votos, y tiene el menor número de concejales que jamás había tenido, tan solo 9, cinco menos que en las anteriores elecciones.

La gente maneja más información de la que cree el Sr. Peces-Barba, tiene mayor criterio del que él supone, y sabe perfectamente lo que vota. Como expliqué en una entrevista en este mismo periódico, las causas de este éxito del PP son varias: el empuje de Esperanza Aguirre, el malestar general hacia Zapatero, el hartazgo particular hacia el alcalde socialista y la ilusión y confianza que con toda humildad haya podido despertar mi propia candidatura. Creo que obviar cualquiera de estos elementos sería injusto y poco riguroso. Tanto como atribuir mi victoria a una especie de error de la ciudadanía. 

En Alcorcón, yo presenté una candidatura que desde el primer momento despertó una gran ilusión en la ciudad, hastiada de la intolerancia, la prepotencia y el despilfarro socialistas. La gente se quejaba de que el alcalde no escuchaba a nadie y por eso tomaba decisiones arbitrarias que generaban malestar en la localidad. Mientras la deuda se disparaba (en este momento ya sé que debemos 250 millones, que el PSOE ocultó a los vecinos), los impagos se generalizaban (numerosas empresas han ido a la quiebra por las deudas de Cascallana) y los servicios municipales eran cada vez peores (los trabajadores de la limpieza no tenían ni materiales para hacer su trabajo porque nadie fiaba al Ayuntamiento y una veintena de motos se apiñaban en el aparcamiento de la policía porque el alcalde no pagaba ni el cambio de aceite). Al mismo tiempo, el Ayuntamiento derrochaba millonadas en grandes caprichos mientras desatendía pequeños gastos mucho más importantes, como los 3.000 euros que debía a cada colegio para pequeñas reparaciones y que jamás pagó. Esta grave alteración de las prioridades lógicas para cualquiera ha terminado por sepultar al PSOE en un pozo de descrédito que el Sr. Peces-Barba ignora u omite.

Recomiendo al Sr. Peces-Barba que no se deje llevar por la tentación totalitaria de rechazar y deslegitimar los resultados electorales cuando son desfavorables a sus ideas, porque eso es muy poco democrático. Asimismo le invito a estudiar los resultados de la auditoría que he encargado en Alcorcón, para que me diga si es normal y defendible la herencia que he recibido, y que me deja maniatado para gobernar, porque llevo como alcalde dos semanas de angustia intentando parar en Administraciones, entidades financieras y proveedores de servicios la ejecución de plazos, suspensión de servicios, y pago de deudas con enormes recargos. ¿Es justo que un alcalde tenga que pagar los platos rotos del anterior? ¿Es democrático que un gobierno elegido por los vecinos tenga que estar apagando fuegos encendidos por el anterior? ¿Es democrático que un alcalde entrante tenga hipotecado el 95% de todos los ingresos? Ahí tiene el Sr. Peces-Barba un tema digno para su próximo artículo, en el que puede también disculparse por faltar al respeto a los ciudadanos, cuya inteligencia y madurez democrática ha cuestionado en este desafortunado artículo.