domingo, 3 de febrero de 2013

La Tradición: hospitalidad del tiempo

En un mundo dominado por lo superficial, la pervivencia de las tradiciones es un antídoto contra la pérdida de valor de todo aquello que es auténtico. La tradición da sentido y unidad  a las esferas que conforman nuestro mundo, y que en ocasiones se presenta desmembrado de su tronco común: literatura, historia, religión, costumbrismo, todo cobra sentido y unidad bajo el manto de la tradición. 

Tradición viene de "entregar", y hay una especial grandeza en entregar a las siguientes generaciones un tesoro único que explica una parte trascendental de nuestra biografía.

Si pensamos en nuestros antepasados y en cómo podríamos tender un puente entre nuestro mundo fugaz del siglo XXI y el de esos españoles de hace cuatro o cinco siglos, las tradiciones nos brindarán un excelente punto de encuentro. Y aunque ninguno de ellos volverá del pasado a admirar la pervivencia de su mundo y hallar en esas tradiciones un hogar atemporal, sentirse unidos a ellos a través de rituales, celebraciones o costumbres que han permanecido inmutables, es muy reconfortante. Nos sentimos arraigados y comprendemos mejor los valores y visiones del mundo que compartimos.

Esa idea me lleva a pensar que la tradición es la hospitalidad del tiempo, que el amor por nuestros orígenes es un signo de respeto e identificación con quienes nos precedieron y legaron todo lo que hoy nos hace ser lo que somos.

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